Por María Inés Salvatierra, abogada previsional.-
Desde hace poco más de 25 años venimos observando las distintas modificaciones que sufrió nuestro Sistema Previsional y cómo se vieron afectados los haberes previsionales a lo largo del paso del tiempo, no sólo de los jubilados actuales, sino además de aquellos trabajadores que comienzan a gestionar sus Prestaciones previsionales.
Hace unos 30 años, los trabajadores percibían el 82% de sus remuneraciones al momento de acceder a la Jubilación; luego con el transcurrir del tiempo, fue limitándose el monto a abonar, dado que cada vez son más los beneficiarios a quienes pagarles una prestación previsional y cada vez menos los trabajadores activos para sostener esas erogaciones con sus aportes.
Rige en nuestro sistema una garantía de haber mínimo y un tope de haber máximo, sobre el cual ningún trabajador podría percibir su jubilación, dicho sea de paso, es bastante complejo acceder a ese monto.
Actualmente, nos encontramos con trabajadores que, al ingresar a la etapa pasiva cobran entre un 40% al 60% de sus remuneraciones, otros que perciben entre un 20% al 35% (son quienes tienen mayores remuneraciones como activos y por ende realizan un aporte mayor al sistema, sin embargo quienes menos cobran al jubilarse) y por último, tenemos un universo de trabajadores independientes: comerciantes, profesionales independientes, empresarios, quienes al jubilarse perciben un haber alrededor del haber mínimo previsional.
El espíritu de nuestra legislación previsional, es que quienes más perciben en la etapa activa sean quienes cobren los haberes menores proporcionalmente hablando, ya que tienen una capacidad de ahorro que no la poseen quienes tienen remuneraciones bajas.
Situación que se plantea
Además de lo planteado, es decir la disminución de los ingresos que sufren los trabajadores al jubilarse, la realidad también indica que una vez que obtenemos el beneficio previsional, el mismo no aumenta conforme se incrementan los sueldos de los trabajadores, por aplicación de la movilidad previsional, por ello a medida que pasa el tiempo, la diferencia entre los sueldos de activos y los haberes de los pasivos se hace más extensa.
Pero, ya sea como trabajador o como jubilado o viudo/a beneficiario de una prestación previsional tenemos derecho a sostener nuestros ingresos y que los mismos conserven su poder adquisitivo, sin que se produzcan variaciones que nos generen situaciones económicas que no las podamos resolver.
Más que claro está que no existe ningún jubilado en nuestro país que perciba la misma suma que cobraba cuando estaba activo; pero de ningún modo significa que tengamos que resignarnos a cobrar menos en la etapa pasiva.
Desde hace varios años, la tendencia es planificar el Retiro, asumiendo como propia la responsabilidad de complementar lo que percibiremos de Jubilación, que ya sabemos será insuficiente.
Esa planificación requiere que los trabajadores dependientes y/o independientes nos anticipemos a ese momento, momento que podría llegar con la Jubilación Ordinaria, o antes de ello ante una incapacidad o fallecimiento. Para todas esas situaciones existen soluciones fuera del sistema previsional, que permiten cubrir la vida, la salud y el retiro y de ese modo lograr una Jubilación o Pensión de idéntico o mayor valor que los sueldos que percibimos al trabajar.
Se necesita asumir la responsabilidad como propia, ser previsor, anticiparnos a situaciones por las que vamos a pasar inexorablemente, asesorarnos con un especialista y tomar la decisión que influirá de manera positiva en nuestro futuro y nuestra familia.
Las coberturas de vida, salud y retiro se elaboran en función de la estructura familiar de quien las contrata, la edad, el valor económico de la vida que se quiere cubrir, y sobre todo qué monto de retiro pretendemos percibir al jubilarnos, sí esto también lo podemos decidir.
Las Jubilaciones del futuro estarán compuestas por un haber abonado por el estado y un adicional que representará la cobertura que cada uno de nosotros haya contratado para su futuro en caso de haber tomado la decisión de hacerlo; de lo contrario, nos encontraremos como los Jubilados actuales, con haberes que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas y no sostienen el poder adquisitivo en el tiempo.